LA COMIDA Y LA BEBIDA EN ESTAMBUL. INTRODUCCIÓN

Una de las razones por las que me encanta Estambul es que se puede comer muy bien y abundante por un precio muy aceptable e incluso barato. Por supuesto, también hay sitios muy exclusivos caros y muy caros. Y sitios que no valen la pena.

Pero, para quien le gusta comer, esta ciudad puede ser un auténtico paraíso.

La oferta de restaurantes o sitios de comida tradicional (llamados lokantalar en turco) es enorme, con gran variedad tanto culinaria como de precios. Es un tipo de comida claramente mediterránea, con todo lo que ello tiene de bueno y de sano.

Antes de viajar, me meto siempre en varios foros y preparo una lista bastante amplia de lugares para comer. Sin embargo, a menudo me dejo llevar más por el aspecto del sitio y por los precios que por esa lista.

Finalmente, hay muchos puestos callejeros, pastelerías, panaderías, cafeterías ... donde se puede comer y beber algo a cualquier hora del día.

RESTAURANTE GALATA MEYHANESI

Siempre había querido comer o cenar en uno de los restaurantes-taverna tradicionales de Estambul a la vez que oír música turca en vivo.

En uno de mis viajes decidí reservar una cena con música tradicional turca de fondo (música fasıl) en el Restaurante Galata Mevhanesi, situado al lado de la Avenida İstiklal, en la calle Orhan Apaydın Sokak No:5/A, una bocacalle que se encuentra enfrente de la Iglesia de Santa Maria Draperis. La reservé para dos personas, para la noche del 9 de marzo de 2020. Era algo caro pero pensé que valdría la pena. Había dos precios: uno con alcohol y rakı, la bebida alcohólica típica de Turquía, y otro sin alcohol. Como no bebemos alcohol, elegí el segundo precio.

Llegamos a las 20:15 y nos condujeron a una mesa pequeña y muy tranquila cerca del mostrador. 

El menú es único. Sacan muchísimos platos, uno tras otro. Hay 10 tipos de platos fríos y 3 tipos de platos calientes. Después hay que elegir un plato principal de carne o de pescado. Finalmente sirven fruta y postre.

Algunos platos eran demasiado picantes y no pudimos con ellos. Además había tanta cantidad de comida que tuvimos que dejar unas cuantas cosas en los platos. Aparte de esto, todo estuvo delicioso y disfrutamos muchísimo.

Cuando llevábamos un poco allí llegaron los músicos. Eran cinco hombres de mediana edad (o algo más) y todos vestían de negro. Llevaban instrumentos de cuerda. Después de ensayar algo, empezaron a tocar sus canciones turcas. Pronto la gente de algunas mesas se empezó a animar y varias mujeres salieron a bailar. El ambiente era muy agradable y desenfadado.

Hacia mitad de la cena me puse a hablar con el dueño, Abdullah, haciendo mis pinitos con el turco que llevo aprendiendo desde hace varios años. Pareció impresionado de que, más o menos, pudiera comunicarme con él en su lengua. De repente me dijo que fuera con él a la cocina porque quería presentarme a sus cocineros. Había cuatro o cinco. Dejaron lo que estaban haciendo y empezaron a hablar conmigo y a interesarse por mí y por mi interés hacia la cultura y la lengua turca. 

Al terminar, Abdullah salió a despedirnos hasta la puerta y nos dijo que había sido un honor habernos conocido y que esperaba que volviéramos.

Fue una experiencia inolvidable.

KADIKÖY

En mi tercer viaje a Estambul, la noche del 25 de diciembre de 2013, estuve alojado en Kadıköy, en la parte asiática.

Para cenar decidí ir a una zona, cerca del puerto, donde había leído que había muchos lugares para comer. Se entra por la avenida Söğütlü Çeşme y, hacia la derecha, hay varias calles y callejuelas repletas de gente y de restaurantes, tavernas, lokantalar, etc., especialmente la Güneşli Bahçe Sokak.

Como no tenía mucho tiempo, porque al día siguiente regresaba a España muy pronto, entré en uno de los primeros sitios que encontré. La comida no estuvo mal pero no es de lo mejor que he probado en Estambul y los camareros no eran muy simpáticos. Además nadie hablaba inglés.


Regresé una vez más a Kadıköy el 24 de diciembre de 2018 por la tarde. 

Estuve callejeando por la zona más antigua, al sur de la Iglesia greco-ortodoxa de Aya Efimia. En Mühürdar Caddesi 41 encontré un lugar para cenar bastante agradable. Se llamaba Destan Halk Lokantası/Pehlivan Lokanta. Había un mostrador con mucha comida. Se iba cogiendo lo que se quería y cobraban al final. Después me senté en una mesa con la bandeja y recuerdo que los postres eran tan sabrosos que repetí.

ÜSKÜDAR

En mi tercer viaje a Estambul, el 25 de diciembre de 2013, estuve en Üsküdar, en la parte asiática. Allí entré, por primera vez, en un supermercado turco. Es muy parecido a uno español, aunque con las peculiaridades culinarias turcas. Se encuentra en la plaza que hay al lado del puerto, que es una encrucijada de calles con mucho tráfico y gente. Compré una pasta redonda muy sabrosa que me supo a poco.

Fui a la calle Selman-ı Pak, una calle bastante principal justo al lado, y allí vi una panadería en la que vendían unas pastas buenísimas. Compré una que era enorme y deliciosa pero no pude terminarla hasta el día siguiente. Era mucho más buena que la del supermercado y más barata.

El 27 de diciembre de 2017, tras visitar la Mezquita Şakirin y el Cementerio de Karacaahmet, regresé a Üsküdar. En la calle Selman-ı Pak encontré un pequeño restaurante de pilavs donde sólo había hombres y nadie hablaba inglés. La comida fue sencilla pero muy buena.

El 25 de diciembre de 2018, volví una vez más a Üsküdar para comer en un restaurante que había leído que era muy aconsejable. Se llama Özbolu Lokantası, y se encuentra en una bocacalle de la calle Selman-ı Pak llamada Atlas Sk., en el número 11/A1, una calle llena de tiendas y restaurantes. Es
 un restaurante tradicional, de los de toda la vida, con camareros de varias edades, jóvenes y no jóvenes, pero todos ellos muy amables. Hay un buffet y se puede coger lo que se quiera (no hay bebidas alcohólicas); se paga, se sienta uno en una mesa y ya está. La comida es excelente y el precio está muy bien. Me gusta tanto este restaurante que cada vez que voy a Üsküdar tengo que comer o cenar allí.

PLAZA DE TOPKAPI

La Puerta de Topkapı es, más o menos, el punto intermedio de las Murallas Terrestres. No hay que confundir con el Palacio de Topkapı.

Nada más pasar la Puerta hay una plaza, la Plaza de Topkapı. En esta plaza encontré un pequeño locanta con buffet en el que me recibieron y trataron de maravilla. Comí pilav, un arroz con carne y salsa, muy bueno. Tomé también un ayran y algo de fruta. Todo por un precio muy asequible. 

Debía ser un buen sitio porque vi a trabajadores y a dos policías sentados en mesas cercanas.



SAMATYA

En mi segundo viaje a Estambul, al salir de la Fortaleza de las Siete Torres (Yedikule) se me había abierto el apetito. 

Me quedaba todavía la mayor parte del recorrido de las Murallas Terrestres y quería coger fuerzas. 

Volví a la calle principal de Samatya, la calle İmrahor İlyasbey, y busqué algún sitio donde pudiera comer y beber algo. Vi un sitio donde vendían börek, una pasta rellena de queso fresco, aderezada a la turca. Sólo había un señor tomando té y el vendedor. Pedí el börek y, para beber, un ayran, la bebida turca mezcla de yogur y agua con sal. Las dos cosas me gustaron mucho. Además intenté practicar un poco las palabras turcas que conocía con el vendedor y con el señor que bebía té. Los dos fueron muy amables y disfruté mucho de poder comunicarme con ellos.

Compré unos plátanos en una tienda de ultramarinos que había enfrente, un poco más abajo, y reanudé mi viaje por las murallas.


He vuelto a Samatya en otros viajes y siempre he comido algo en algunos de los pequeños lokanta que hay en la calle principal. Siempre he comido bien y la gente ha sido muy amable.




PASTELERÍA SAFA

Cerca de  Eminönü hay una calle peatonal muy estrecha que se llama Hasırcılar caddesi. Se encuentra entre la 
Mezquita de Rüstem Paşa y el Bazar de las Especias.  Está llena de tiendas y de gente. Prácticamente no se puede ni andar. 

En el número 10 hay una pastelería estupenda llamada Safa. Había leído en un blog que las mejores baklavas de la ciudad se venden ahí y que el trato de los empleados y su profesionalidad son exquisitos. 

En mi segundo viaje fui allí a comprar baklavas. Había mucha gente pero enseguida me atendieron y me aconsejaron. Son, efectivamente, muy amables y profesionales; incluso bromean a pesar de la cantidad de gente que hay. Compré cuatro bandejitas de medio kilo cada una con dos tipos de baklavas. Creo recordar que no fueron nada caras. Las prepararon con todo cuidado y me aseguraron que aguantan mucho tiempo, lo cual puedo asegurar que es cierto. 

En mi tercer viaje a Estambul volví a Safa un día por la tardeHabía menos aglomeración que la vez anterior. Esta vez, en lugar de pedir baklavas de dos clases, pedí de todos los tipos (salvo las que contienen leche, que aguantan poco).  Compré dos cajas. Las prepararon muy bien. Esta vez me salieron bastante más caras que la vez anterior. Sin embargo valió la pena porque, de regreso a España, puedo decir que no he comido baklavas tan deliciosas en mi vida.

En todos mis viajes posteriores he estado en Pastelería Safa y he seguido el rito de comprar baklavas. En diciembre de 2022, descubrí que había una sucursal en plena Avenida İstiklal, justo enfrente de la Iglesia de Santa Maria Draperis. Todo funciona igual que en la otra pastelería, los vendedores son muy simpáticos y las baklavas son también deliciosas.



TULUMBA

En marzo de 2013 fui a ver la Mezquita de Eyüp. Al salir, seguí la calle comercial a la derecha, la calle Kalenderhane. Es una calle con muchos comercios y tiendas. 

Al terminar la zona comercial, torcí a la derecha por una calle muy fea y vi una panadería-pastelería muy sencilla. Había un chico bastante joven y un hombre de unos 30 años. No había mucha variedad pero vendían un dulce que tenía muchas ganas de probar y que es muy popular en Turquía: el tulumba, una especie de churro pequeño recubierto con almíbar y muy dulzón. Le dije al chico joven que sólo quería uno pero entendió un kilo. Cuando se dio cuenta de que sólo quería uno me dijo que me lo regalaba. Entonces le dije que me diera dos y que se los pagaría. Intenté pagarle pero no quiso aceptar nada, ni su compañero tampoco. 

Siempre me impresiona lo amables y generosos que son la mayor parte de los turcos. Y además se veía que eran gente que trabajaba duro para ganarse la vida, pero no les importó desprenderse de dos de sus tulumbas. Les di la mano y les expresé como pude mi agradecimiento y admiración. 




KADIRGA LIMANI

Muy cerca del Küçük Ayasofya Art Café hay una calle bastante estrecha que tiene muchos sitios baratos para comer y es bastante menos turística que otros lugares. Es la calle Kadırga Limanı Caddesi, llamada así porque acaba en una bonita plaza que en tiempos bizantinos fue el puerto de Juliano o Puerto de Sofia pero que ahora es un parque.

En uno de mis primeros viajes, fui a la calle Kadırga Limanı Caddesi y entré  a una pastelería-cafetería donde tomé una baklava que estuvo buenísima y me supo a poco.

En otro viaje, en marzo de 2020, era viernes y tuve que esperar a que los asistentes a la Mezquita de Sokullu Mehmet Paşa salieran de la oración y pudiera visitarla. Como tenía mucha hambre, volví a la calle Kadırga Limanı Caddesi y en un bakkal, una tienda de ultramarinos de las de antes, compré un delicioso börek de queso y una botella de agua. Volví a la mezquita y esperé en el patio de abluciones comiéndome el börek hasta que salió la gente y pude así entrar.

Al norte del parque hay una zona con mucha animación y muchos lokanta y todo tipo de lugares para comer. El 22 de diciembre de 2013, tras visitar el Patriarcado Armenio, que está cerca, decidí entrar en un lokanta. Recuerdo que el ambiente era muy local, no había más que turcos y la comida estuvo bastante bien.




RESTAURANTE FICCIN

En un foro había leído que, en Kallavi Sokak 3, una bocacalle de la larga avenida Istiklal, enfrente de la Iglesia de San Antonio, hay un restaurante muy bueno y a la vez barato que se llama Ficcin

Lo buscamos en el primer viaje pero no lo encontramos. En mi segundo viaje lo vi por fuera, a través del escaparate, y me dio muy buena impresión. Iba a entrar pero entonces vi que no había más que parejas. Pensé que la próxima vez que volviera a Estambul acompañado iría allí sin dudarlo. Finalmente, la tercera vez que estuve en Estambul sí que entré a pesar de ir solo otra vez.

Hay en realidad tres establecimientos con este nombre en la calle Kallavi. Supongo que son diferentes ampliaciones del mismo restaurante. 

Es verdaderamente un sitio muy agradable. El personal es muy educado y amable y todos los camareros te hacen sentir como en casa. Efectivamente la comida está muy bien y no es cara, siempre y cuando no pidas algo un poco complicado. Cené allí dos noches y las dos veces de maravilla, aunque la segunda estuve un poco apretado porque había mucha gente.

Es uno de esos sitios a los que vale la pena volver.





¿JAMÓN EN LA MALETA?

Me gusta llevar siempre un poco de jamón de Teruel al vacío en la maleta, por si acaso. Sin embargo, al ser Turquía un país de mayoría musulmana me surgió la duda de si podría tener algún problema en la aduana. 

Al no ver información al respecto en ningún foro decidí arriesgarme. Tuve que esperar un buen rato en el aeropuerto de Barajas debido a un retraso de dos horas.  Entonces se me ocurrió ir a preguntar al mostrador de Turkish Airlines. Allí una chica muy amable me tranquilizó diciéndome que ella siempre lleva algo de jamón cuando viaja a Turquía. Y tenía razón. Nadie me ha dicho nada nunca.




COMIDA EN TURKISH AIRLINES Y PEGASUS

Algo muy inesperado durante mis vuelos, tanto de ida como de vuelta, ha sido la comida tan deliciosa que ofrece la compañía aérea Turkish Airlines

Estaba acostumbrado a las típicas comidas insulsas de los aviones y, en cambio, aquí ofrecen pollo o ternera con arroz a elegir (mucha cantidad y todo muy bueno), una pequeña ensalada y un pastel turco, que está riquísimo. 

La compañía Pegasus, como es de bajo coste, no ofrece comidas a no ser que se paguen. Sin embargo, las azafatas no tienen inconveniente en que los pasajeros saquemos nuestros bocadillos y comamos.






RESTAURANTE HOUSE OF MEDUSA

Este restaurante está al lado de la Basílica Cisterna. Me habían dicho que estaba muy bien, que la gente es muy maja y que el jefe sabe hablar español muy fluidamente porque vivió en Zaragoza. Todo ello debe ser cierto pero, cuando vi los precios en la puerta, me quedé petrificado y decidí buscar otro sitio. En realidad, tiene sentido que sea así porque su situación es inmejorable y es un edificio muy bonito, con un jardín. 

Quizás un día vaya y coma allí para ver cómo es la experiencia.




PLAZA DE ÇEMBERLITAS

Al lado del Hamam de Çemberlitas hay unos cuantos sitios para comer, en general baratos. En mi primer viaje, en diciembre de 2012, entré en uno de ellos porque tenía un menú en la puerta con muchas fotos de los platos y se podía elegir lo que se quisiera.  

Tomamos couscous y un plato con espinacas algo picantes. También bebimos çay, un té turco muy dulzón. Estuvo bien pero lo mejor fue el ambiente acogedor y los camareros, que eran muy simpáticos.




PASTELERIA ÇIĞDEM

La noche del 24 de diciembre de 2012 entré en la Pastelería Çiğdem. Se encuentra en 
Divanyolu 62, muy cerca de la parada del tranvía de Sultanahmet, enfrente de un McDonalds. 

Tenía entendido que esta pastelería es una de las mejores de Estambul. Aunque había unos pasteles de frutas muy apetitosos, elegí unos pastelillos turcos muy buenos, uno de pistachos muy dulce y el otro de chocolate. También tomé un vaso de leche muy caliente porque había nevado y hacía mucho frío. Además, el camarero me enseñó mis primeras palabras en turco.

El 25 de diciembre de 2018, tras permanecer algo más de una hora en el Hamam Cağaloğlu y sudar sin parar, estaba deshidratado. Entonces se me ocurrió ir a algún sitio a beber algo. No muy lejos de allí está la Pastelería Çiğdem. Me senté en una mesita y le dije al camarero que tenía mucha sed y le pedí que me aconsejara. Me contestó que a él la bebida que más le gustaba, especialmente en invierno, era el salep, leche caliente con una harina aromática procedente de un tubérculo llamado salep. Me encantó. A partir de entonces me he vuelto un entusiasta de esta bebida. Después del salep pedí un delicioso pastel de frambuesas con crema y gelatina que llena un montón porque tiene mucho azúcar. Salí de la pastelería totalmente renovado.

He vuelto más veces a esta pastelería y seguiré haciéndolo. Es un poco cara pero hay que reconocer que su situación es inmejorable, es un lugar bonito y agradable y los camareros son también estupendos.






ZUMO DE GRANADAS

En muchos sitios de Estambul venden zumo de granadas. 


En diciembre de 2012, al salir del Bazar de las Especias, había un chico joven en un puesto callejero, delante de un lokanta (un pequeño restaurante turco). Tenía unas cuantas cajas llenas de granadas, las cogía y las exprimía con un aparato especial. Nunca había probado el zumo de granadas y me apetecía mucho. Me bebí un vaso y pensé que era el mejor zumo que había bebido en mi vida. Tanto es así que le pedí al vendedor que me preparara otro.

Desde entonces, siempre que vuelvo a Estambul intento tomarme mi zumo de granadas. Hay por toda la ciudad, especialmente en sitios turísticos. Normalmente es posible ver cómo las exprimen.

Recuerdo que visité la Mezquita de Eyüp por segunda vez la mañana del 23 de diciembre de 2013. Era mi segunda vez. En un puesto que hay en la plaza, enfrente de la mezquita, pedí un zumo de granada. El vendedor no era muy simpático y además el zumo me salió un poco caro. He vuelto a Eyüp pero no lo he vuelto a tomar allí.

El 9 de marzo de 2020, por la tarde, tras ver por fuera la Torre de Galata, subí por la calle Galip Dede Caddesi, que está llena de tiendas para turistas y venden todo tipo de productos. Había un lugar donde preparaban diferentes tipos de zumos. Como tenía mucha sed, pedí un zumo de granada que, como siempre, me encantó y me dio fuerzas para seguir caminando un rato por la Avenida İstiklal. Además fue bastante barato.

Finalmente, la mañana del 24 diciembre de 2022, tras recorrer la larga calle Uzun Çarşı, poco antes de llegar al Gran Bazar por la parte norte, descubrí una pequeña tienda en la que pude deleitarme con dos zumos de granada, uno tras otro. Había andado muchísimo y me dio tanta energía como  que si hubiera tomado un Aquarius.






RESTAURANTE CAFETERÍA MESALE

El día 23 de diciembre de 2012 fui al Restaurante Cafetería Mesale, un sitio que está en el Bazar Arasta, detrás de la Mezquita Azul.  

La comida, por lo visto, no vale mucho pero quería ir allí a beber algo caliente porque hacía muchísimo frío y  porque me apetecía ver a un derviche giróvago. Uno se puede sentar, tomar algo, fumar un narguilé y ver gratis a un derviche o a varios. Están todas las noches, a partir de las 20:00. 

El que estuve viendo era evidente que estaba actuando, pero se esforzó y lo hizo bastante bien. Y los músicos sonaban muy bien.




BALIK PAZARI

En la parte superior de la calle Istiklal, hacia la Plaza Taksim, hay un edificio art déco realmente bonito y muy famoso que se llama Cité de Pera. La enorme puerta de entrada se abre al maravilloso Pasaje de las Flores, Çiçek Pasajı. Es un pasaje que he visitado en numerosas ocasiones, aunque nunca he entrado ni me he sentado en sus cafés y restaurantes.

Junto a este pasaje hay unas callejuelas llamadas el Pasaje del PescadoBalık Pazarı, donde se pueden comer los mejores bocadillos de pescado (balık ekmek, en turco) de todo Estambul. Desde que descubrí Şen Balık, en la calle Şahne Sokağı nunca me pierdo mi bocadillo de pescado; hay otros lugares, pero mi favorito es éste. Da la sens
ación de que, nada más pescarlos en el Cuerno de Oro desde el Puente de Galata, se los han llevado inmediatamente a este lokanta y por eso están siempre tan frescos y tan sabrosos. Ya lo dice un rótulo en la entrada: "
Şen Balık, del mar a las mesas".

Esta calle y las contiguas están repletas de lokanta, restaurantes y una pastelería estupenda, al final de la calle Balıkpazarı Dudu Odaları Sok., en el nº 3, que se llama Sakarya Tatlıcısı, un lugar tradicional, de los de toda la vida, donde se puede comer uno de los mejores dulces que he probado nunca, el ayva tatlısı, un pastel de carne de membrillo con nata encima. Es un poco caro pero enorme y delicioso. También se pueden comer baklavas, tulumbas y otros muchos dulces pero, por supuesto, su especialidad es el ayva tatlısı. No hay vez que no vaya a Estambul y no compre; a veces más de una vez. Debe ser una pastelería muy popular porque, mientras me siento en una mesita a tomar mi pastel con una botella de agua, no hacen más que llegar clientes que encargan cajas enteras para llevar.






RESTAURANTE TAVANARASI

Al otro lado del Puente de Galata, en los barrios de Karaköy y Beyoğlu, hay muchos sitios para comer.  Una calle que tiene mucha variedad es la Avenida İstiklal, la más larga y moderna de la ciudad, y sus callejuelas de alrededor.  


El 23 de diciembre de 2012, tras visitar la Torre de Galata, intenté buscar un restaurante para comer/cenar. Había apurado mucho el día y se estaba haciendo ya de noche. 


En un foro había leído que, en Beyoğlu, en una bocacalle de İstiklal, hay un restaurante muy bueno y a la vez barato que se llama Ficcin. Como no lo encontraba, pregunté a una chica dónde estaba y, aunque no lo sabía, resultó ser encantadora. Junto a su amigo, que era muy callado, me condujeron por İstiklal e intentaron encontrar el sitio para mí pero, como no lo encontraban, me dijeron que había un restaurante con muy buena relación calidad-precio que estaba en una bocacalle, en el sexto piso de una casa. Se llama Tavanarası. La dirección es Asmalı Mescit Mah., Emir Han Apt. nº 10, piso 6. 

Tenían razón porque cené de maravilla, y el precio estuvo bien. Además, el sitio es muy agradable y muy cálido, y los camareros son muy agradables y educados.

En mi segundo viaje, en marzo de 2013, volví a Tavanarası. Al igual que entonces, cené de maravilla. Para beber quise probar el  salgam suyu, un zumo de nabo de color rojo oscuro, muy típico de Turquía; no me gustó demasiado porque tiene un sabor muy fuerte, pero he de reconocer que quita muy bien la sed.

He vuelto dos veces más desde entonces y siempre ha sido un éxito.




BARRIO DEL FENER

He estado muchas veces en el barrio del Fener. Es un barrio pobre pero lleno de vida. Hay muchas tiendas pequeñas y sitios sencillos para comer algo. Me gustan muchos los hornos de pan, llamados Fırın. Hay un mostrador en el que se vende pan, pastas, etc. y, por detrás, puedes ver cómo hacen todo en un horno.

En mi primer viaje a Estambul, el 23 de diciembre de 2012, estuve deambulando por este barrio. Dos veces paré para comer algo. La primera vez en una panadería con horno llamada Sultan Çeşme Fırını, en la calle Sultan Çeşmeşi, en donde la gente sólo hablaba turco. El mostrador estaba delante del horno y se podía ver cómo hacían el pan y todo lo que vendían. Compré unas pastas muy sabrosas.
 
Tras visitar la Mezquita de Fethiye (antigua Iglesia de Santa María Pammakaristos) seguí por la calle Fethiye y entré en un pequeño lokanta en el que vendían comidas hechas. Se llama Fethiye Börekçisi. Comí börek, un pastel relleno de queso fresco, aderezado a la turca, que estaba riquísimo, y fue muy nutritivo. Además, el vendedor fue muy simpático; intentó comunicarse conmigo, a pesar de no saber más que turco y prácticamente nada de inglés, y yo al revés.


Desde entonces, siempre que paso por el Fener entro en algún fırın o en lugares de comida rápida donde vendan börek.




KÜÇÜK AYASOFYA ART CAFÉ

El día 22 de diciembre de 2012, tras salir de la mezquita Küçük Ayasofya, cerca ya del Mar del Mármara, tenía ya mucha hambre. Hacía muchísimo frío y había un lugar que parecía muy agradable, el Kücük Ayasofya Art Cafe , justo enfrente de la mezquita. Dudé si pasar o no pero me invitaron a entrar y acepté porque no veía otra opción, estaba hambriento y hacía muchísimo frío. 

Fue un acierto: cálido, acogedor, entrañable. Había un serrinero en el centro y cuadros por todas las paredes. 

Me prepararon la comida delante de nosotros y estuvo todo delicioso: los huevos revueltos, el köfte (unas albóndigas de cordero con especias) y los pastelillos llamados baklava

Es un sitio en el que te sientes como en tu casa. El dueño es muy tranquilo y apacible. Los hijos del dueño son muy trabajadores. Hay gatos muy sociables que entran, salen y se sientan contigo para que les des comida. Y el precio también está bien. 

Tanto me gustó que, el día 24, volví allí a cenar. Esa fue mi manera de celebrar la Nochebuena. Era casi como celebrar la Navidad en casa. Comí lo mismo y estuve tan a gusto como la primera vez.



En mi segunda visita a la ciudad, el 2 de marzo de 2013, fui a comer allí también. Todo estaba igual que la otra vez pero, como hacía sol y no mucho frío, no tenían puesto el serrinero y las ventanas estaban abiertas. Fue igualmente agradable.





SIMIT

Por todas las zonas turísticas de Estambul hay siempre unos vendedores que llevan unos carritos llenos de unos panes cilíndricos con semillas de sésamo llamados simit. Los simit son muy populares en Turquía y a la gente le gusta mucho tomarlos cuando salen de casa.

En mi primer viaje de diciembre de 2012, tras visitar Santa Sofía, tenía ya algo de hambre. En la Esplanada de Santa Sofía había muchos simitçiler, es decir, vendedores de simit con sus carritos. Compré dos y los probé. No me llamaron mucho la atención pero, al menos, me aliviaron un poco el hambre y ya sé a qué saben. Pero esta fue mi primera y última vez.




DESAYUNO EN EL HOTEL

Cuando voy a Estambul me alojo normalmente en el Hotel Yiğitalp. En este hotel el desayuno está incluido en el precio; consiste en un buffet libre del que se puede coger lo que se quiera. 

Cada mañana ofrecen más o menos lo siguiente:

Pan

Tomates
Pepinos
Sopa del día
Huevos duros
Huevos revueltos
Aceitunas negras y verdes
Queso de varios tipos
Mortadela de ternera
Yoghourt turco
Fruta
Macedonia de frutas
Leche fría y caliente
Café
Zumos de dos tipos
Agua mineral
Cereales
Bollería turca

Me gustan mucho los buffets libres para desayunar porque esto me permite comer mucho a principio del día y no tener hambre hasta la tarde, lo que supone que me da mucho más tiempo de visitar cosas y que tengo suficiente energía para andar durante horas.

Había leído en algún foro que los desayunos en los hoteles son muy diferentes a los que dan en España. Era verdad al principio, pues eran mucho más abundantes y de mayor calidad que ahora. Sin embargo, desde hace unos años esto ha cambiado algo, probablemente debido a que en la última década ha habido varias crisis económicas y turísticas, y a que la inflación es galopante en Turquía.

A mí no me gusta el café pero todo el mundo comenta que el café turco está muy bueno, aunque es diferente al español.